viernes, 2 de marzo de 2018

Cuándo todo no es como lo imaginabas

2 de enero de 1999, una rayita rosa nos anunciaba que: ¡¡lo habíamos conseguido!!
Después de dos años intentándolo sin éxito y un año de pruebas, a cuál de ellas más incómodas y dolorosas, después de dos operaciones, por fin podíamos gritar a todo el mundo:
"¡¡Estábamos embarazados!!"

bebe prematuro
"Aún no te conocía y ya te quería"


Y como cualquier padre y madre primerizos, empezamos a pensar en cómo sería el embarazo, el miedo al parto, ese gran desconocido momento que no tienes muy claro como vas a reconocerlo, como sería su carita, comienzas a diseñar y preparar su habitación, empiezas a comprar su primera ropita, aunque todavía no sabes si será niño o niña, pero da igual, si no es para éste será para el siguiente y si no para el próximo, que no falte ni un solo detalle para cuando lleguemos a casa del hospital los tres juntos por primera vez.

Y por fin llega el momento más esperado, la primera ecografía, no hay palabras para describir la explosión de sensaciones que se producen cuando ves a través del monitor a tu bebé, aunque he de deciros que hace 18 años las ecografías 3D todavía no estaban al orden del día y conseguir una era difícil, así que hacías caso al médico cuando te decía "aquí está la cabeza y aquí un pie" y tú tan contenta, si él lo veía es que todo estaba en orden.
Es aquí cuando te das cuenta de que una vida se está formando en tu interior, lo has visto muchas veces en la televisión, en reportajes, pero nada que ver con la realidad, vosotros papás y mamás sabéis de lo que estoy hablando, y una paz interior te inunda cuando te confirman que todo está bien.

bebe prematuro

Tuve un embarazo genial, no sabía lo que eran los vómitos y las náuseas mañaneras, solo tenía mucho sueño, pero como no había más niños en casa, descansaba y dormía como nunca.

"¡¡Es un niño!!"
La ecografía de las 20 semanas lo confirma, todo marcha genial, y nosotros más contentos que unas castañuelas, ahora toca resolver otro dilema, "el nombre", pero todavía queda tiempo.

El 24 de junio, día de San Juan, yo empecé a encontrarme rara, mis pies y mis muñecas estaban bastante hinchadas, no dormía bien, en un principio lo achaqué al calor que llegó pisando fuerte, pero las molestias seguían en aumento, así que decidí ir al ginecólogo por mi cuenta y riesgo y aunque tuve que estar toda la mañana en la consulta esperando a que me atendiera, al final lo conseguí y lo único que me dijo es que era normal retener líquidos, así que me mandó una dieta baja en sal y sin grasa, la tensión y la eco estaban perfectas (supuestamente).
Pues nada a casa otra vez, pero yo sabía que algo no iba bien, aunque intentaba estar distraída para no pensar mucho y agobiarme en exceso.

Cada día que pasaba estaba peor, mis pies y mis muñecas eran auténticas pelotas de color verde, mi cara cada vez se hinchaba más como un globo a punto de estallar, los dolores de cabeza no cesaban y cada vez eran más intensos, así hasta que la noche del 8 de julio la pasé sin pegar ojo, me encontraba fatal aunque no me dolía nada y aún así me fui a trabajar. Mi compañera se asustó al verme porque mi cara estaba deformada de la hinchazón, no aguanté ni una hora, llamé a mi marido y nos fuimos a urgencias, todavía estaba en la semana 29 de gestación.

Diagnóstico: "Preeclampsia", una enfermedad grave del embarazo que se caracteriza por la hipertensión arterial y que puede derivar en convulsiones y estado de coma afectando a la vida de la madre y el feto.

bebe prematuro

A partir de ese instante todo lo que habíamos imaginado sobre el embarazo, el parto, nuestro bebé, se esfumó en décimas de segundo, y ahí estábamos los dos, muertos de miedo, rezando y pidiendo a Dios que todo fuera bien, unidos en el silencio como nunca antes lo habíamos estado.

Fueron 3 días interminables de entradas y salidas de médicos de mi habitación, de enfermeras administrándome toda clase de medicamentos, unos para el bebé y otros para mi, monitorizaciones constantes para comprobar que no hubiera sufrimiento fetal, cada sonido que escuchaba distinto a los anteriores hacía que el corazón me latiera a mil por hora, pensando que algo malo pasaba, mis dolores de cabeza iban en aumento, hasta tal punto que cualquier ruido, por pequeño que fuera, rebotaba en mi cabeza haciéndolo insoportable.

Hasta que el 10 de julio empecé a perder la noción del tiempo, no sabía donde estaba, ni como levantarme para ir al baño, así que los médicos decidieron que había que realizar una cesárea de urgencia.

Cuando me trasladaron al quirófano intentaron ponerme la epidural, para que mi marido pudiera estar a mi lado y que los dos pudiéramos ver cómo nacía nuestro bebé, pero tuve una reacción tan grande a la anestesia por toda la medicación que me habían puesto, que empecé a convulsionar, por lo que me tuvieron que dormir entera.
De ese momento solo recuerdo tener una sensación de quemazón por todo el cuerpo y volverse todo negro de repente.
A las 0:05 del 11 de Julio de 1.999 nació nuestro milagro.
1.100 kg., 36 cm. y unas ganas infinitas de vivir.

bebe prematuro

Cuando desperté en una sala de la UCI, a las 24 h. de dar a luz, no sabía muy bien lo que había pasado, solo sabía que mi bebé no estaba conmigo, fueron momentos de desesperación hasta que una enfermera vino a tranquilizarme y me dijo que mi niño estaba bien, que tenía que estar en la unidad de neonatos porque era muy pequeñito y que en cuanto yo estuviera un poco mejor me llevarían a verlo.

Ese mismo día por la tarde, conocí al amor de mi vida, "Juanjo" como así lo bautizó papá en el poquito tiempo que pudo verlo antes de que se lo llevaran a la UCI de neonatos, no habíamos decidido todavía el nombre, barajábamos unos cuantos más, pero cuando lo vio, me dijo que lo tuvo muy claro y desde luego que no pudo hacerlo mejor.
Era tan pequeñito y tan frágil, su cabecita y su pecho estaban llenos de cables, me parecía imposible que una cosita así pudiera salir adelante, no pude cogerlo, solo me dejaron meter la mano por la ventana de la incubadora, posé mi mano sobre su cuerpecito, con mucho miedo de hacerle daño, y en ese instante se movió, él sabía que yo estaba allí, le acariciaba, le hablaba, le decía lo mucho que le quería y lo mucho que tenía que luchar para podernos ir prontito a casa, que no tuviera miedo, mamá y papá estaban allí a su lado dándole todo el amor del mundo.

bebe prematuro

Tengo que dar las gracias a todos los profesionales de la UCI del Hospital de La Paz de Madrid, por su cariño, por su comprensión, por su buen hacer, en todo momento estaban allí dándonos ánimos, lo hacían con un amor y una ternura impresionante, como si nos conocieran de toda la vida, nuestros bebés eran "sus niños", como así los llamaban, cada uno de nosotros, cada familia que compartía un trocito de esa Unidad de Cuidados Intensivos, éramos una parte de ellos, todos nos conocíamos, hablábamos, reíamos, y llorábamos cuando lo necesitábamos, sabiendo que nos entendíamos unos a otros... Dentro del dolor y la angustia que cada mamá y cada papá siente por dentro por su bebé ingresado, cuando pasas la puerta de neonatos, entras en otra dimensión, allí solo se respira vida, esperanza, las ganas de luchar por una misma causa: "nuestros bebés milagro" y donde, en algunos casos desgraciadamente, te encuentras con la cruda realidad de familias que no corrieron la misma suerte que nosotros y un trocito de cada uno de los que estábamos allí se fue con ellos.

bebe prematuro

Nadie te prepara para tener un bebé prematuro, en muchos casos, como el mío, no lo puedes conocer cuando nace, estás en una habitación sola, cuya única compañía es el lloro de los niños recién nacidos que están en habitaciones continuas a la tuya, sabiendo que cuando tu bebé llore no podrás estar allí para abrazarlo y consolarlo, te dan el alta y abandonas el hospital con los brazos vacíos y cuando llegas a casa te encuentras aún más vacía, un vacío que nadie ni nada puede llenar, solo deseas que llegue la hora para volver a verle y abrazarle otra vez.

No puedo contar en unas líneas todas las emociones que se sienten, pero solo se que nuestro pequeño milagro llegó para enseñarnos a vivir, para luchar por todo aquello que nos propongamos, que aunque caigamos en el camino, hay que levantarse y seguir peleando dando patadas al mundo como él lo hacía cuando estaba indefenso dentro de su pequeña urna de cristal, apartando de él todo aquello que le impedía dejarlo vivir, que las pequeñas cosas que nos rodean, por insignificantes que parezcan, son las más importantes y que en un instante nuestras vidas pueden cambiar, por eso no hay que dejar pasar ni un solo segundo sin disfrutarlo, sin vivirlo, sin saborearlo.

bebe prematuro

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Hoy, 18 años después, nuestro pequeño milagro es ya todo un hombre, para mi, un ejemplo de superación en el que me apoyo cuando tengo momentos de bajón, y por el que doy gracias a Dios cada día por tenerlo en nuestras vidas.

bebe prematuro

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"Te quiero mi pequeño gran campeón".

bebe prematuro

“El más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida.”

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